- La morosidad y el corte de la cadena de pagos influyen fuertemente en la tasa de desocupación del país. Junto con esto, se genera una pérdida de credibilidad financiera, lo que dificulta la obtención de créditos a futuro.
Una de las piezas fundamentales de los flujos financieros de las empresas son las cobranzas, debido a que permite garantizar los recursos para mantener las producciones. Sin embargo, actualmente nos enfrentamos a un escenario donde las empresas se encuentran en un estado de pasividad debido a la liquidez que hay en el país.
Alberto Gerszencvich, gerente general de la empresa Remesa (www.remesa.cl) explica que durante el primer y segundo retiro de los fondos de AFP, muchas personas se dedicaron a cancelar sus deudas aprovechando descuentos y liquidaciones, “pero en el retiro siguiente hemos visto que no ha ocurrido lo mismo. Si bien hay algunos que liquidan sus deudas, la gran mayoría no lo está haciendo. También este exceso de liquidez producto del IFE y de los retiros ha generado un relajo de las empresas, que no están recuperando sus cuentas. Esto provoca un problema, porque aumenta la morosidad, se produce un corte en la cadena de pagos, lo que finalmente lleva a un aumento de la cesantía”.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE) hoy existe un 10,2% de cesantía, pero con un 27% de trabajo informal lo que afecta profundamente la economía.
Si bien no hay una cifra oficial la morosidad de las empresas, existe una preocupación por esta falta de cobranza efectiva, que es la que permite recuperar las cuentas por cobrar y, asimismo, generar mayor liquidez al negocio.
Por otra parte, la situación general que se está dando es que las personas están comprando cosas que no son de primera necesidad, por lo que se hace necesario un llamado a recordar sus compromisos financieros, esto debido a que una vez que la situación económica vuelva a la normalidad tras la pandemia, será muy difícil lograr la credibilidad de las instituciones bancarias.
Esta situación llevaría a un golpe en la economía, debido a que comenzarían a endurecerse los créditos, haciendo al mercado mucho más restringido y elevando las tasas de interés, porque a mayor riego, mayores tasas.
En relación al cobro de las empresas, el experto de Remesa sostiene que es muy distinta a la que se da con las personas, sobre todo considerando el duro contexto epidemiológico que hemos vivido en el último tiempo. “La pandemia trajo muchas consecuencias a las empresas: algunas no lograron sobrevivir, otras están muy complicadas y la única forma de realizar esta cobranza es conociendo su situación, a través de una comunicación activa, amigable y empática, ya sea vía telefónica o en terreno”.
Esto apunta a dar una una solución integral al cliente, de modo que una salida saldar su morosidad. Es por eso que hoy se desarrolla la empatía y la aceptación de condiciones de pago distintas a las tradicionales, de modo de no romper la cadena de pagos, que es fundamental para echar a andar la economía.
La experiencia de Remesa, empresa de gestión de cobranza con más de 20 años de experiencia, en este tipo de trámites. Cuenta con un equipo humano disciplinado, con experiencia en negociación y capaz de entregar respuesta en tiempo real a los clientes
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