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EDUCACIÓN CÍVICA: LA CLAVE PARA TRANSFORMAR RANCAGUA EN UNA CIUDAD MÁS LIMPIA Y CONSCIENTE

Educación Cívica La Clave para Transformar Rancagua en una Ciudad Más Limpia y Consciente María Isabel López Morales

Por: María Isabel López Morales / Trabajadora Social Universitaria y Sindicalista en Marsan


 

A lo largo de mis más de cuatro años trabajando en diversas sectores de Rancagua, desde Illanes hasta la Circunvalación y actualmente en el sector sur, me he encontrado con una realidad que no deja de sorprenderme: la falta de cultura cívica y el poco respeto que mostramos hacia nuestro entorno. Y esto no es una exageración, es una triste realidad que afecta directamente la calidad de vida de todos los habitantes de la comuna.

Rancagua es una ciudad que tiene mucho que ofrecer. Contamos con hermosas áreas verdes, parques y espacios públicos que deberíamos valorar y cuidar. Sin embargo, lo que se observa en las calles es una falta de compromiso ciudadano que se refleja en algo tan simple como la basura. No somos capaces de hacernos cargo de nuestros propios desechos, y esto me lleva a reflexionar sobre la necesidad urgente de reinstaurar la educación cívica en las escuelas.

La educación cívica es fundamental porque enseña a las personas desde una edad temprana el valor del respeto por los demás y por el espacio común. Es increíble que hoy en día no todos los niños y jóvenes puedan conversar sobre estos temas porque simplemente no están siendo educados al respecto. Si queremos construir una sociedad más responsable, necesitamos comenzar por formar ciudadanos conscientes desde la niñez.

Como trabajadora social, mi labor se centra en mejorar la calidad de vida de las personas, y gran parte de ese esfuerzo tiene que ver con la educación. Pero no se trata solo de educar sobre el cuidado de la salud o el acceso a servicios, sino también de enseñar a la gente a ser responsable de sus acciones en el espacio público. Algo tan básico como poner basureros donde se necesitan, o colocar contenedores para los escombros, podría marcar una gran diferencia. Muchas veces, los vecinos no saben qué hacer con los residuos de sus construcciones, y la solución más fácil para ellos es arrojarlos en plazas o sitios eriazos. Esto no debería suceder en una ciudad que aspira a ser limpia y ordenada.

Es evidente que también necesitamos herramientas para disuadir las malas conductas. En mi opinión, la instalación de cámaras en los sectores donde se suele tirar basura ilegalmente, y la imposición de multas a quienes lo hagan, podría ser una medida eficaz. La sanción económica es muchas veces la única forma de lograr que las personas tomen conciencia de sus acciones. Si hay una multa, el comportamiento cambia.

Además, debemos tener presente que muchos de los sitios eriazos donde se acumula basura pertenecen a particulares, a la Municipalidad o al Estado, y es su responsabilidad mantener esos terrenos en buen estado. No podemos permitir que la ciudad se convierta en un basurero simplemente porque esos espacios temporalmente están sin uso. Las autoridades, ya sea la I. Municipalidad de Rancagua o el Serviu, deben tomar cartas en el asunto y asegurar que se mantengan limpios y ordenados.

 

Educación Cívica La Clave para Transformar Rancagua en una Ciudad Más Limpia y Consciente María Isabel López Morales y equipo de trabajo

 

En mi experiencia, he trabajado con un equipo de limpieza que se esfuerza día a día por mantener la ciudad en las mejores condiciones posibles. A estos trabajadores se les exige un porcentaje de producción, y si no lo cumplen, pierden un bono. Este tipo de incentivos son útiles para motivar al personal, pero ¿qué pasa con el resto de la ciudadanía? Los habitantes de Rancagua no parecen tener conciencia del esfuerzo que se hace para mantener la ciudad limpia. Soltamos a nuestras mascotas en cualquier lado, no recogemos sus desechos, y dejamos que nuestra basura termine en cualquier parte, como si no importara. Este tipo de comportamiento debe cambiar.

Es hora de que nos eduquemos a nosotros mismos y a nuestros hijos sobre la importancia del aseo urbano y el respeto por el espacio público. Si no recibimos esa educación formal en las escuelas, entonces debemos buscarla por otros medios, porque nuestra responsabilidad como ciudadanos es ineludible. Las juntas de vecinos y las autoridades locales pueden desempeñar un papel crucial en esta tarea, pero para ello necesitamos que se hagan presentes de manera constante, no solo cuando hay elecciones. Es lamentable que muchos ni siquiera sepan quién es el alcalde o cuáles son sus concejales. Esta desconexión entre las autoridades y la ciudadanía es parte del problema.

Rancagua necesita urgentemente una transformación cultural en lo que respecta al cuidado de su entorno. Como ciudadana y trabajadora social, hago un llamado a todos los habitantes para que asumamos nuestras responsabilidades y nos comprometamos con el bienestar común. La solución comienza por nosotros, por pequeños actos que, sumados, pueden generar un gran cambio.

Es momento de que Rancagua deje de ser una ciudad sucia y comience a ser un ejemplo de conciencia cívica y respeto por el prójimo.

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