Por Francisco Espinoza Rivas / Psicólogo, Magister en Gestión de Organizaciones / Encargado de Unidad de Desarrollo Organizacional / Instituto de Neurocirugía Dr. Asenjo
El año pasado fue la gota que rebalsó el vaso. Me vi sobrepasado y pedí ayuda, luego de mucho tiempo mostrándome remiso a buscar una atención de salud mental, siendo un profesional de esa área. Sentí temor de que se revelara mi necesidad de ayuda profesional por todos los cuestionamientos que podrían venir con ello, porque aún sigue siento tabú el que los psicólogos nos enfermemos de una patología de salud mental, porque finalmente “como nos vamos a enfermar si contamos con más herramientas que el resto”.
En primer lugar, antes de reflexionar acerca de la importancia que tiene la salud mental en los psicólogos, definiremos brevemente qué entendemos por salud mental: en el año 1962, la Federación Mundial para la Salud Mental, la definió como "un estado que permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del sujeto, siempre que no perturbe el desarrollo de sus semejantes".
Todo este estigma sobre la salud mental de los psicólogos crea una cierta artificialidad en el comportamiento de cada profesional y una falta de naturalidad inculcada desde la universidad. Esto impide hacer una concienciación de la salud mental integral; pero, sobre todo, afecta a nuestra vida diaria, por una presión que nunca debiésemos asumir.
Un estudio realizado por la Universidad de Wisconsin-Eau Claire en 2022, en la facultad de postgrado de psicología clínica, revelo que al menos el 80% de los encuestados ha presentado problemas de salud mental en algún momento de su ciclo vital, y aproximadamente el 48% presenta una enfermedad diagnosticada en la actualidad. Estas tasas son muy similares a la de la población general.
Otro estudio publicado por la Journal of Clinical Psychology, que investigó la prevalencia de enfermedades de salud mental en psicólogos clínicos, el estigma exterior percibido y las preocupaciones relacionadas con el estigma afines con la divulgación y la búsqueda de ayuda, se evidenció que las preocupaciones sobre las consecuencias negativas para uno mismo, especialmente en lo referido al desarrollo de carrera, impidieron que muchos psicólogos buscaran ayuda.
Estos hallazgos nos dicen lo siguiente: los psicólogos lidiamos con los mismos problemas de salud mental que nuestros pacientes, en igual proporción.
¿Debemos gozar de una buena salud mental para trabajar con personas?
Si lo vemos desde el punto de vista ético, se debiese apelar a la autonomía del profesional tal como lo menciona la FEPRA (Federación de Psicólogos y Psicología de la Republica de Argentina), obligando a los profesionales a tener una actitud responsable en su desempeño y estar consciente de las limitaciones en el ejercicio de la profesión (por ejemplo: los problemas de salud mental).
Es importante que cada uno de nosotros pueda pedir asesoría profesional, nuestras emociones son tan validas como la de nuestros pacientes. No permitamos que el estigma y los prejuicios nos hagan dudar de nosotros mismos y nos cause vergüenza, el pedir ayuda nos hace responsables con nosotros mismos y con las personas que atendemos a diario.
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