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REFLEXIÓN EN EL DÍA DE LA MADRE

juan alberto aranedaPor: Juan Alberto Araneda Rodríguez / Docente del área Ingeniería / IP-CFT Santo Tomás, sede Rancagua


 

Muchas veces hablamos en el día a día de la expresión materna, pocas veces consolidamos la esencia de esta condición, natural en el ser humano. Que bien nos hace detenernos un minuto a pensar en lo que somos, de quién venimos, a dónde nos lleva el destino, recordar con nostalgia a las madres que no están y con amor a las que tenemos.

Después del noveno mes en el vientre de espera en el asomo a la vida, algunos logramos nacer, otros sólo lo intentan, muchas madres nos dejan, es que nace así la vida en esperanza y concepción. Entonces, nacimos, crecimos, nos formamos, nos criaron, nos amamantaron y nos dieron valores, cariño, comprensión y ternura; nos llamaron hijos, fuimos el fruto de su amor, sufrieron y nos parieron en un acto sublime de vida, avanzamos en crecimientos y ellas en años; nacieron nuestros hijos y fueron nuestras madres las abuelas, que volvieron a criar y volvieron a amar.

¿Quién no se tomó de una parte del vestido de la madre en el andar inconsciente del crecimiento? Casi sin topar el suelo mis pies se enredaron en ese andar lerdo de principiante protegido en el delantal materno, cómo no recordar entonces la mano rauda de madre evitando la caída inminente.

Cómo no recordar, en el día de la madre, a muchos que escribieron mamá, como el poeta Pablo Neruda que dijo: “Desde el fondo de ti y arrodillado, un niño triste como yo nos mira”. Hermosa expresión del momento de la dulce espera de un ser humano en el vientre, acto que ocurre dentro de ti, mamá.

Pero nos olvidamos de ellas, nos alejamos, crecemos en cuerpo y no siempre en fe y alma. El tesón, el esmero, la constancia de un amor incondicional entregado por ti, madre, no lo alcanzamos a corresponder durante tu vida y, después del ocaso, nos lamentamos.

Mamá, mamá: con nostalgia quiero dar muchas gracias por mi vida, muchas gracias por mi ser, divina mujer que viniste al mundo para amar, procrear y crecer. En vida te amé, en tu final quiero estar a tu lado, mamá. Amor de madre abismo sin medida.

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