Álvaro Tala Tajmuch, Psiquiatra, Director Corporativo de la Unidad en Educación de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Chile
En la actualidad Chile está sumergido en un ambiente de polarización y violencia. El estallido social y la pandemia han contribuido a deteriorar el bienestar de las personas, junto con favorecer la desconexión emocional de estas consigo mismas y con los demás. Si bien existen múltiples causas para este fenómeno y posibles formas de abordar esta problemática, dentro de estas últimas el uso del arte podría adquirir un valor significativo.
Históricamente el arte ha sido un medio que ha permitido expresión del mundo emocional de las personas, ya sea de forma pública o privada, y ha permitido la interacción social en espacios creativos donde la diversidad y la inclusión tienen un lugar preferencial de acogida. El arte puede favorecer la comunicación de las personas consigo mismas y con los demás de maneras creativas, la toma de perspectivas, la regulación emocional y el razonamiento crítico, entre otras habilidades fundamentales para poder navegar en nuestro contexto actual.
Si bien tradicionalmente se ha mirado el arte como algo prescindible en la vida de las personas, en la actualidad se ha observado que no solo puede tener un fin lúdico o recreativo, sino también terapéutico. Estudios internacionales han demostrado la potencial utilidad de las artes creativas como la música, la danza, la poesía, las artes visuales y el teatro en mejorar aspectos sintomáticos y la calidad de vida en diversas patologías como trastornos ansiosos, trastornos del ánimo, el consumo de sustancias, problemas relacionados con el trauma, demencias, problemas cardiovasculares y autoinmunes, entre otras problemáticas. Estas estrategias permitirían a las personas acceder a la experiencia emocional por diferentes vías. Pueden utilizar e integrar estímulos visuales, táctiles, auditivos, olfatorios e incluso gustativos y eventualmente unir estos a aspectos simbólicos y cognitivos del mundo psíquico, de tal forma de que potencialmente pueden llegar a modificar las respuestas fisiológicas y psicológicas al entorno. El arte y la salud han logrado tal nivel de relación que se ha logrado establecer la arteterapia como una disciplina validada en el mundo y en nuestro país, en la cual el foco no es el valor estético del trabajo artístico, sino mas bien el proceso terapéutico. En lugares como Estados Unidos e Inglaterra es reconocida como profesión de apoyo insertándose en contextos sanitarios, educativos y sociales. En Chile también existe ya la formación en el área a través de cursos, postítulos y se encuentra además en funcionamiento la Asociación Chilena de Arteterapia, lo cual ha impulsado esta disciplina.
Nuestro contexto actual representa una oportunidad de volver a relevar el arte como un área fundamental en el desarrollo de las personas, teniendo además el potencial de poder llegar a ser practicado por todos nosotros en nuestro cotidiano como un apoyo en estos tiempos, a la vez de brindar un potencial espacio de comunión social que nos una.
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