A un año de la entrada en vigencia de la ley de teletrabajo, se dio a conocer una autoevaluación realizada por más de 3900 colaboradores de casi 800 empresas, que dan cuenta del camino que aún debe construirse para potencial este método de trabajo.
En un contexto en que se hacía necesario reducir la movilidad para contener el coronavirus, el teletrabajo -una modalidad que había penetrado muy lentamente pero que la pandemia aceleró en un gran número de empresas-, demostró ser una alternativa efectiva para continuar con la actividad laboral y reducir el impacto que ha causado la pandemia en la economía y en la fuerza laboral. No obstante, el avanzar hacia las tareas remotas implicó un desafío para las compañías al tener que adoptarlas sin tiempo para planificar.
Este lunes se dio a conocer el resultado de autoevaluaciones realizadas por 3.900 trabajadores, pertenecientes a 776 empresas adherentes a la Mutual de CChC. Los resultados, reflejan que aún quedan brechas pendientes por resolver, y así avanzar en una implementación apropiada del trabajo remoto.
La autoevaluación reveló entre sus datos, que el 41 % de los encuestados indicó que su lugar de trabajo no cuenta con los equipos y mobiliario necesario para realizar las labores de teletrabajo, estos son, por ejemplo, notebook o CPU, monitor, teclado, mouse, teléfono, escritorio o mesa o silla.
Otra brecha por cerrar es el ámbito de comunicación tanto con jefaturas como entre compañeros. El 42% de los colaboradores respondió que no conoce o sólo parcialmente los riesgos de desempeñarse en solitario o aislado.
La Seremi del Trabajo y Previsión Social de la región de O’Higgins, Pamela Medina Schulz, señaló que “El teletrabajo llegó para quedarse. Entre sus ventajas está que es un tipo de empleo moderno, inclusivo y sustentable. Moderno, porque aprovecha las nuevas tecnologías y las pone al servicio de las personas para mejorar su calidad de vida. Inclusivo, porque permite que sectores tradicionalmente relegados del mundo del trabajo puedan incorporarse a él, tales como mujeres, jóvenes, personas con discapacidad, adultos mayores o trabajadores de regiones. Y sustentable, porque es amigable con el medioambiente y la naturaleza, ayudando a descontaminar y descongestionar las ciudades, y en tiempos de Covid nos ayuda a mitigar los traslados y con ello los riesgos de contagio”.
Si bien la Seremi valoró el avance, también indico que hay mucho por mejorar: “Entre las cosas por mejorar, está el crear una cultura del teletrabajo en nuestro país, lo que supone concientizar acerca de los tiempos de conexión y el respeto a los mismos, para garantizar el debido descanso de los trabajadores, y también acerca de que las herramientas de trabajo y los costos del teletrabajo deben ser asumidos por el empleador, entregando a los teletrabajadores los medios idóneos para realizar el teletrabajo en condiciones adecuadas de seguridad y salud, motivo por el cual es importante que cuando aquello no ocurre se denuncie oportunamente para que la Dirección del Trabajo pueda fiscalizar y, eventualmente, sancionar”.
Para finalizar Pamela Medina, enfatizó que “El teletrabajo ha demostrado su valor en un período complejo. Pese a que los procesos de su implementación se adelantaron, es probable que esta modalidad nos siga acompañando por mucho tiempo más. En ese sentido, el desafío es seguir apostando a una correcta puesta en marcha del trabajo a distancia, mejorando algunos aspectos y sacando aprendizajes de la experiencia desarrollada hasta ahora”.
Radiografía al teletrabajo en Chile.
De acuerdo con el levantamiento realizado por Mutual de Seguridad, de una muestra de los trabajadores de las empresas adherentes, alrededor del 60% de los teletrabajadores se desempeñan en actividades profesionales, científicas y técnicas; educación; actividades de servicios administrativos y de apoyo, comercio al por mayor y al por menor y, actividades financieras y de seguros.
Desde la perspectiva de género de ese subconjunto de actividades, el 57% corresponde a mujeres y un 43% a hombres. Este último dato responde a que, por las características actuales de las actividades indicadas, son mayoritariamente ocupadas por mujeres.
Los hombres se han integrado al teletrabajo en mayor proporción que las mujeres en actividades tales como construcción, minería, transporte y suministro de electricidad, agua y gas, destacando además en actividades profesionales científicas y técnicas.