- Además de preparase intensamente para los Juegos Parapanamericanos de 2023, actualmente es estudiante de la carrera Técnico Deportivo en AIEP Concepción y pretende, en el futuro, convertirse en preparador físico profesional.
Para algunas personas el deporte no se limita a ser un pasatiempo, constituye una auténtica forma de vida. Claudio Alvial (24), paradeportista en múltiples disciplinas y estudiante de Técnico Deportivo de AIEP Concepción, es un representante de aquel estilo de vida que integra la actividad física en todos los aspectos, desde la práctica hasta la formación de nuevos atletas.
“Me gustaría mucho continuar con la carrera de Personal Trainer el próximo año y después seguir especializándome en alguna universidad o en el extranjero. Todo con el objetivo de hacer clases de educación física en las que todos puedan participar”, dice Alvial.
En Paralelo Claudio, está concentrado en desarrollar su rutina de entrenamiento para su participación en los Juegos Parapanamericanos de 2023, una prueba más que espera ser superada por el deportista que desafió su propia realidad y triunfó.
El deporte, amor a primera vista
Al momento de nacer, Claudio fue diagnosticado con mielomeningocele hidrocefalia lumbar, que, dentro de las variantes de la espina bífida, es la más severa. Así, desde sus primeros años hubo etapas difíciles de superar, más aún para alguien que desde siempre ha estado interesado en practicar deportes.
“Cuando era muy chico iba al parque con mi papá a jugar a la pelota y, como la mayoría de los niños, quería ser futbolista, pero ese sueño vino con un golpe de realidad”, relata el deportista.
Al no sentir los pies, la probabilidad de que sufriera heridas de gravedad era alta y se cumplieron cuando tenía 8 años. Claudio todavía recuerda las escaras y las curaciones a las que tuvo que someterse, pero más aún de la recomendación que hizo el médico a cargo.
“Me dijo que no jugara más a la pelota. Fue triste recibir la noticia, para mí no tenía sentido tener siquiera un balón de fútbol”, comenta. Pero, pese al impacto inicial que tuvo el diagnóstico, no se rindió y decidió buscar una alternativa. La opción surgió mientras estaba en la Teletón, donde conoció el mundo del deporte paralímpico y se interesó por el basquetbol.
“Fue amor a primera vista y, desde ese entonces, no he parado de hacer deporte. Actualmente estoy en tiro con arco, pero nunca me he cerrado a probar nuevas disciplinas”, afirma.
El sueño de ser profesional
Una cosa es practicar deportes como complemento a otras actividades, algo que Claudio había realizado durante toda su vida, pero otra muy distinta es dedicarle su vida. Es más, para el estudiante las carreras deportivas no fueron su primera opción en su horizonte profesional.
Tras completar su paso por la educación media, estuvo durante todo el 2015 preparando la PSU y al año siguiente entró a Licenciatura en Historia, carrera que dejó en 2018.
“No estaba feliz conmigo mismo y eso me llevó a la depresión. El 2019 me tomé el año libre, no quería nada de estudio y quería saber para qué servía. Buscando qué hacer encontré trabajo en un gimnasio y eso, creo, me abrió los ojos”, afirma.
Fue durante una visita con Teletón el nuevo rumbo comenzó a tomar forma. El lugar escogido para el recorrido de ese día era un gimnasio que le resultaba familiar a Claudio, su padre trabajaba allí como guardia nocturno. Así, el equipo del establecimiento reconoció a su madre, quien iba con él, y se le ofreció la posibilidad de trabajar y entrenar. “Allí confirmé que el deporte era lo que me hacía feliz y que quería desarrollarme como profesional”, detalla Claudio.
Motivado por su experiencia, decidió retomar sus estudios, esta vez en una carrera afín a sus intereses. Consultó en distintas universidades por Educación Física, pero las respuestas siempre fueron negativas. Sin embargo, tras conversarlo con el equipo de Teletón, llegó a la conclusión que la mejor opción era Técnico Deportivo, carrera que permite organizar y desarrollar entrenamientos para la actividad física.
“Fui a distintas instituciones para ver con quién podía hablar, quería mostrar mi interés. Todo hasta que me reuní con la jefa de Escuela de Técnico Deportivo de AIEP Concepción y confirmaron que podía ingresar. Ahora estoy aquí, feliz y cumpliendo mi sueño. La gente se acompleja por cosas pequeñas, que no pueden hacer esto o lo otro. Pero yo a pesar que no siento mis piernas, he salido adelante, luchando contra la corriente y lo voy a seguir haciendo, para demostrarme a mí mismo que tener una discapacidad no es un impedimento para lograr lo que uno quiere”, finaliza el deportista.