Por: Isabel Varas / CEO CLOSE-UP
14 años han pasado desde que nació Whatsapp. La app de nuestro celular en la que pasamos más horas del día y abrimos, en promedio, cada 10 minutos. Sí. El canal de comunicación que más utilizamos para contactar a otras personas.
Desde su masificación en 2012, millones de usuarios comenzaron a conversar de manera instantánea sin tener que entrar al computador, crear un mail, y tantos otros paso que exigían las plataformas de mensajería. Millones de personas dejaron de pagar por los SMS y comenzaron a comunicarse desde su celular gratuitamente.
Primero fue el texto, luego los audios, las fotos y videos. Posteriormente, se sumo la llamada, los stickers y la video llamada. Sólo en 2022 se lanzaron más de 5 nuevas funciones, entre ellas, los grupos y comunidades de más de 500 personas.
En pocos años, Whatsapp pasó a ser el canal de mensajería digital obligado. En el que, no solamente administramos nuestras conversaciones personales, sino también nuestras gestiones laborales. Así como en los ’80 o ’90 la comunicación formal era un fax y luego el mail; hoy también existe formalidad a través WhatsApp. Y, si bien, no un sustituto del correo, es un complemento.
Muchos aman la app, pero también hay quienes se agobian por un sinfín de conversaciones uno a uno o grupales, que deben leerse y dar respuesta. Lo cierto es, que cada día más se transforma en nuestro canal de comunicación personal, familiar y laboral.
Sin duda, la gran preocupación de muchos es la filtración de información. Whatsapp cuenta con un código cifrado de extremo a extremo que nos garantiza estamos ante una aplicación de mensajería segura, donde ningún tercero puede revisar tus conversaciones, salvo que te roben el teléfono. Es muy importante, entonces, activar siempre del doble paso para evitar fraudes.
Seguramente, nos encontramos frente al mayor canal de comunicación de las últimas décadas. El desafío es que tanto las personas como las instituciones puedan sacar el máximo potencial de sus funciones y beneficios, cuidando que sea un espacio cercano, de respeto y sobre todo empatía. Algo que vemos amenazado con el uso de la IA.
Hoy más que nunca, se hace imprescindible, humanizar las comunicaciones a través de Whatsapp, para recuperar la confianza perdida por las estafas, noticias falsa e interacciones artificiales, que pueden generar rabia y frustración, y que podrían impactar en el uso de un canal en expansión.
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