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FORMALIZARSE, EL PROCESO TEMIDO.

WhatsApp Image 2025 01 25 at 9.53.08 AMPor: Hernán Salgado Herrera / Gerente general de Asesorías H&C Spa / Contador Auditor; Docente; relator y mentor.


Dos preguntas que generalmente recibimos en Asesorías H&C Spa son:

  1. ¿Es necesario que formalice mi emprendimiento? 
  2. ¿Qué beneficio tendré al estar formalizado?

Antes de responder estas preguntas, es importante saber que toda persona que obtenga beneficios económicos producto de un intercambio voluntario de derechos de propiedad —o, más claro, que participe en el mercado donde se transen bienes y servicios— debe declarar esos ingresos. Esto aplica independientemente de si la persona ya recibe ingresos por un trabajo formal y los primeros representan un segundo ingreso. En este tema, no hay dos interpretaciones: se debe declarar.

Ahora bien, respondiendo a la primera pregunta: ¿Es necesario que formalice mi emprendimiento?


En términos simples, sí. Desde una perspectiva macroeconómica, el efecto de la informalidad es significativo. Considerando el dato del 27% de informalidad en el período julio-septiembre 2024 (fuente: INE), el Estado no percibe los ingresos por concepto de IVA e impuesto a la renta que provendrían de estos negocios. Estos recursos son destinados a financiar servicios que, para bien o mal, nos presta el Estado, tales como calles, hospitales, iluminación, entre otros.

Cuando no se perciben esos ingresos, el Estado debe ajustar su presupuesto y tomar decisiones en función de los recursos disponibles. Esto genera una disyuntiva: decidir entre construir más hospitales o invertir en seguridad, subsidiar patologías o aumentar la dotación de carabineros. Todo esto sucede en un contexto donde enfrentamos problemas graves en áreas como seguridad, vivienda y salud.

Si bien, en lo personal, considero que los impuestos deberían ser reducidos para aumentar la inversión y, con ello, el empleo, lo que a su vez permitiría sacar a más familias de la pobreza (con un desempleo del 8,2%, según el INE 2024), logrando que estas dejen de depender del Estado, la situación no es simplemente una cuestión de opinión, sino más bien de carácter legislativo. Sin embargo, este no es el foco de esta columna.

El énfasis lo pondremos en la informalidad y en cómo, cada día, los habitantes de este país somos más numerosos. A esta realidad se suma la ola de inmigración ilegal, un grupo social que depende en gran medida del Estado y consume sus servicios, ya que, en la mayoría de los casos, carecen de redes de apoyo en el país al que llegan.

 

Mientras tanto, el presupuesto estatal sigue siendo el mismo, destinado a cubrir las necesidades de los ciudadanos nacionales, quienes ven menoscabados los servicios que el Estado debería brindarles. Este fenómeno se refleja claramente en áreas como la mayor demanda de consultorios, hospitales, vivienda, seguridad, cárceles, colegios y otros servicios donde el Estado tiene una participación directa.

Uno de los efectos de la informalidad es que el Estado no puede responder de manera oportuna y eficiente donde se le requiere. Este impacto también repercute en la inversión, pues, debido a factores como la seguridad y otras variantes que no analizaremos aquí, no siempre es evidente a primera vista. Sin embargo, estas consecuencias se reflejan en datos como el desempleo.

En términos microeconómicos, al vender productos o servicios de manera informal, uno de los primeros puntos a considerar es que el consumidor podría verse afectado. Esto se traduce en riesgos para la salud o integridad física, además de la imposibilidad de hacer valer la garantía que ofrece un comercio establecido.

Desde el punto de vista del consumidor, la informalidad no es un fenómeno unidireccional, sino bidireccional. Desde la óptica del vendedor y del Estado —quien financia las obras públicas—, este último no recibe los ingresos por concepto de IVA provenientes del vendedor informal. Al no regularizar su situación comercial, no solo se perjudica al Estado, que es una entidad abstracta, sino que también afecta a la sociedad en general.

En términos particulares, esta práctica daña la economía del país, afecta a la región, la comuna, el barrio y, finalmente, a la propia familia del vendedor informal. Esto ocurre porque se genera una competencia desleal hacia los emprendedores formalizados, quienes cumplen con el pago de impuestos, patentes, arriendos, remuneraciones y garantizan sus productos y servicios.

Por otro lado, esta situación provoca un alza de precios. Al disminuir las ventas, el emprendedor formal debe seguir cubriendo sus costos fijos, necesarios para mantener operativo su negocio. Esto crea una cadena de efectos negativos que impacta a todos.

Pongamos un ejemplo, real pero extremo: las personas que venden alimentos en la vía pública. ¿Qué sabemos de esos productos y su manipulación? ¿Están almacenados de manera correcta? ¿Cuentan con una adecuada cadena de frío, una fecha de caducidad válida, o conocemos la procedencia de los productos?

Como se puede observar, esta situación perjudica a todos los individuos que consumimos bienes y servicios que el mercado nos ofrece. Por ello, el llamado es a preferir únicamente productos y servicios de comercios establecidos. Como vimos, esto nos beneficia a todos de manera directa e indirecta, reflejando la importancia de estar formalizado.

En Asesorías H&C Spa, siempre te brindamos todo el apoyo que necesitas para formalizar tu emprendimiento y garantizar que tu actividad comercial cumpla con toda la normativa vigente.

 

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Y la segunda pregunta ¿Qué beneficio tendré al estar formalizados?

El primer beneficio que obtendrás y que sentirás de inmediato es la tranquilidad de poder trabajar sin temor a ser fiscalizado, multado o a que confisquen tu mercadería. Además, tendrás la posibilidad de tener una visión más clara de crecimiento, acceder a capacitaciones y financiamiento para emprendedores, y diferenciar tu patrimonio personal del de tu emprendimiento.

También podrás contratar personal a medida que tu negocio crezca, solicitar financiamiento a la banca cumpliendo ciertos requisitos, auto contratarte y obtener rebajas tributarias. Asimismo, tendrás la oportunidad de fidelizar a tus clientes y lograr que tu marca sea reconocida en el mercado gracias a la entrega de bienes y servicios de mejor calidad, a precios competitivos y con un mejor servicio.

Entre los beneficios también se encuentra el aumento de tu cartera de clientes, lo que te permitirá incrementar tus ventas y cumplir tus sueños. Además, dependiendo de tu actividad, podrás participar en licitaciones públicas, fabricar y comercializar productos propios, entre otros.

Todos estos beneficios estarán a tu alcance si haces las cosas bien y te formalizas.

¿Y tú, aún no te formalizas?

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