Andrés González Araya / Profesor de Historia, Geografía y Ciencias Sociales del Colegio Bernardo O’Higgins de La Serena / Magister en Educación con mención en Currículum y experto en Innovación
Hoy en pleno siglo XXI, y cuando comienza el segundo semestre del año 2023, debemos considerar la importancia de las emociones en las aulas a través de un liderazgo que sea resonante, que inspire a la juventud a desarrollar habilidades, actitudes y conocimientos en un ambiente favorable para el desarrollo de la confianza.
Por lo mismo, los docentes debemos apoyar a nuestros estudiantes en el desarrollo de su aprendizaje y conectar sus intereses personales con algo que muchas veces consideramos que es algo rígido, que es el currículum educacional, y para ello debemos incorporar la innovación con el fin que los estudiantes se sientan valorados en el proceso.
De hacerlo, lograremos generar experiencias significativas para ellos a través de una diversificación en las estrategias de aprendizaje por medio de metodologías como Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP); aprendizaje basado en problemas; la gamificación, que es aprender jugando; el mindfulness, entre otros más.
Varios estudios han demostrado que trabajar de esa manera pasa a ser una experiencia enriquecedora para los estudiantes, ya que no se exponen al nerviosismo de una evaluación, sino más bien demuestran sus aprendizajes de una forma en la cual se sienten valorados por sus diferencias. Esto es realmente importante, porque impacta de manera optimista en la educación de ellos dado que de esa forma los estudiantes pueden desarrollar paulatinamente su aprendizaje mediante la interacción social que es tan necesaria hoy en día.
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