El camino de la inclusión en Chile ha sido largo. Desde la adhesión a la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en 2008, a la creación del Senadis, la Ley de Inclusión Laboral y la reciente Ley TEA, han ido construyendo una institucionalidad que intenta garantizar los derechos de este colectivo.
Para quienes trabajamos en este campo, uno de nuestros objetivos es promover que las personas con discapacidad intelectual puedan adquirir las habilidades necesarias para desenvolverse activamente en la sociedad, de acuerdo con sus capacidades e intereses de manera proactiva, autónoma, segura y responsable.
Este 21 de marzo, que se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down, nuestra invitación es a evaluar la manera en que nos relacionamos con las personas que tienen esta condición y cambiar activamente aquellas conductas que, sin tener esa intensión, puedan coartar el desarrollo de su autonomía.
Ejemplo de ello, es que aún persiste una actitud de infantilizarles cuando llegan a una edad adulta, o a la falta de confianza en sus capacidades y talentos, lo que lleva a no entregarles las herramientas necesarias que les permitan desenvolverse en la sociedad como cualquier persona.
Lograr una plena inclusión es una realidad difícil pero alcanzable. España es un ejemplo a seguir en muchos aspectos de autonomía y reconocimiento de sus derechos. Allá la vida independiente es algo esperado y natural. Nuestro compromiso es seguir favoreciendo e implementando buenas prácticas que aporten a este “cambio de mirada” para seguir avanzando y construir la sociedad que queremos.
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