Magdalena de Quevedo, CEO y directora de Acorpus, Clínica de medicina estética y cirugía plástica.
Ámate tal como eres. Esta es una de las frases que escuchamos bastante en el último tiempo y que conlleva un gran poder de aceptación en sincronía con la celebración y normalización de la diversidad de cuerpos, lejos de los estereotipos y de la belleza estética impuesta con fórceps.
Como mujer, no puedo más que honrar y celebrar este momento en que el mundo por fin comienza a tomar consciencia de que nuestra imagen o cómo nos vemos, no nos define como personas ni habla sobre nuestras capacidades y talentos.
Pero ¿qué pasa cuando algo de tu aspecto físico no te gusta, te acompleja, te hace sentir insegura? ¿qué sucede cuando algo de tu imagen repercute de manera negativa en tus emociones, te quita poder, te incomoda?
En teoría el “ámate tal como eres” funciona perfecto, pero en la práctica, tiene sus matices, como todo en la vida. Y no, no te hace ser una persona poco empoderada, ni débil, ni acomplejada. Tampoco esta sensación de no estar cómoda en tu piel te hace ser contraria a movimientos que impulsan los derechos de las mujeres, no te hace ser la enemiga de quienes luchan por la equidad de género ni la diversidad.
Por el contrario, justamente te hace ser parte de esa diversidad de personas que tienen el derecho de tener distintas percepciones de sí mismas, así como también el derecho de querer hacer algo para sentirse más cómodas consigo mismas.
Recuerdo que, cuando terminé de estudiar nutrición, sentí la inquietud de seguir expandiendo mis conocimientos en estética, así es que entré a estudiar la carrera de cosmetología y estética corporal. Fue ahí que comencé a trabajar en un centro de estética donde conocí a personas maravillosas, enamorándome por completo de este mundo y de las alternativas que ofrece para que las personas, sin importar su género, puedan sentirse más cómodas (os) en su propia piel.
Porque como mujer, sé perfectamente lo que es estar en ese lado. Yo también me he sentido acomplejada por alguna parte de mi cuerpo, y, sinceramente, no creo que la solución sea silenciar esto por vergüenza al qué dirán, creo que lo que hay que hacer es abrazar ese miedo y generar una acción que vaya hacia la dirección que queremos, hacia el sentirnos poderosas y vernos cómo realmente queremos.
Y, hoy, como Ceo y directora de Acorpus, me apasiona lo que hago y me encanta ser parte de las transformaciones hermosas de mujeres y hombres que pasan por la clínica, ya que con todos (as) se genera una conexión especial.
Me enorgullece sentir que con mi equipo de médico y especialistas hemos transformado Acorpus en una clínica de medicina estética y cirugía plástica acreditada por la Seremi, algo que para mí era y es, muy importante porque mi propósito es generar un espacio amoroso para todos (as) mis pacientes, pero también uno seguro y responsable.
Nos especializamos en intervenciones quirúrgica ambulatorias, entre ellas mini extracción lipídica ambulatoria (MELA), blefaroplastia de párpado superior, rinoplastia, lipo papada, bichectomía y minidermolipectomia, un procedimiento novedoso que nos hace marcar la diferencia y mediante el cual una persona puede reconciliarse con su abdomen. Actualmente realizamos desde una limpieza facial, depilación láser, tratamientos endovenosos hasta cirugías más complejas todo bajo el mismo lineamiento que fue cuando empecé; reconciliarnos y ser felices con nuestro rostro y cuerpo.
Me encanta enfatizar que Acorpus no solo es un espacio seguro y de contención, sino que además un lugar donde no pre juzgamos, donde todas y todos son bienvenidos (as). Un lugar donde ofrecemos soluciones concretas que van mucho más allá de la estética superficial, un lugar donde le cambiamos la vida a nuestros pacientes, ofreciéndoles tratamientos y tecnología de vanguardia.
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