Por: Lorena Hormazábal Maldonado / Docente de las carreras del Área Educación / IP-CFT Santo Tomás, sede Rancagua
Este artículo evidencia los antecedentes de la evaluación formativa, que corresponden a un problema presente en educación, destacando cuál es la importancia de conocer y aplicar una evaluación de pares dentro de ella. Tanto en la enseñanza como en la evaluación, el foco debe estar en la niña o el niño. Pero no necesariamente se espera que él o ella defina criterios de una “buena ejecución o comportamiento”, porque la mayoría de las veces es el adulto quien propone indicadores o criterios que evidencian un objetivo de aprendizaje.
Sin embargo, los niños y niñas progresivamente deben tener la oportunidad de expresarse respecto de sus propios avances, dificultades y desafíos, así como de sus vivencias en las situaciones de aprendizaje. Es en este sentido que importa el protagonismo, como involucramiento frente a la experiencia de aprender. Es aquí cuando la evaluación formativa toma relevancia siendo ésta una instancia basada en la retroalimentación de los aprendizajes y en una oportunidad para la mejora de los procesos educativos.
La retroalimentación es concebida como un proceso de interacciones formativas, cuyo propósito es articular las evidencias de aprendizaje con los objetivos y estándares (de acuerdo con el referente curricular) de frente con los criterios de evaluación. Esto potenciaría en niños y niñas la posibilidad de revisar lo realizado con la mirada hacia el futuro, es decir, hacia dónde debe llegar, la próxima tarea o desempeño, llevándolos hacia la reflexión respecto de qué y cómo lo aprendió. La retroalimentación es un proceso en donde se le entrega información al estudiante respecto de su desempeño para lograr un objetivo de aprendizaje (Hattie y Gan, 2011). En relación a lo señalado es que se detecta como prioridad la participación de los alumnos dentro de los procesos evaluativos, siendo la evaluación de pares una estrategia innovadora para el proceso de enseñanza aprendizaje. Entendiendo así que el proceso evaluativo no es castigador, sino que debe enriquecer el aprendizaje basado en criterios de evaluación que evidencien lo realmente aprendido por los niños y niñas.
Finalmente es importante destacar que en relación a los antecedentes del problema, la evaluación de pares es un desafío para la educación, debido a que los alumnos juegan un papel clave en la conducción del aprendizaje y, por tanto, en la generación y solicitud de su propia retroalimentación. Como subraya Sadler (1989, p. 121): “Si no se proporcionan estrategias para mejorar el aprendizaje y si no se busca y controla cómo influye posteriormente la información sobre el rendimiento en el alumno, la retroalimentación puede considerarse simplemente como "datos colgantes"”. Es ahí cuando los estudiantes deben desarrollar habilidades para poder evaluarse entre sí, siendo la evaluación de pares una herramienta poderosa para el aprendizaje, que involucra relaciones en las que los participantes piensan y razonan juntos, logrando así procesos de metacognición en los alumnos y alumnas.
*Sobre la autora: Educadora de Párvulos, Magíster en liderazgo y gestión y Magíster en evaluación de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Se ha desempeñado en los últimos trece años en diferentes áreas del sistema educacional, siendo educadora de nivel, miembro de equipos de gestión y docente en educación superior. Especialista en inclusión educativa.
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