Por: Dianne Aranda Gutiérrez, directora de Centro Movimiento Belenus
No es exagerado decir que estamos viviendo en un mundo diferente del que conocíamos. La llegada de un virus nanométrico, se metió en nuestras vidas, creando un antes y un después como sociedad.
Hemos tenido que aprender a vivir con este virus. Generando cambios significativos en nuestro día a día, desde lo social a lo ideológico, pasando por lo sanitario y económico.
Además, el aislamiento social nos ha llevado a enfrentar nuestros demonios, se han abiertos inmensas heridas y hemos tenido que sobrellevar el confinamiento con todo el stress y el agobio que conlleva. Sin hablar de quienes se han enfermado e incluso aquellos que han perdido la vida.
Nuevas formas de ver la realidad nos rodean: teletrabajo, telemedicina, clases virtuales, compras por delivery, no reunirnos con la familia y amigos, incluso saludar con un beso y un abrazo es parte del pasado, ni siquiera pensar en salir de noche ¡Ni hablar de planificar un viaje a la playa!
Todo este cambio ha generado nuevas emociones, sentimientos y experiencias, las cuales debemos expresarlas, ¿Cómo?, la respuesta es por medio del Arte.
Esta mágica herramienta es ideal para transmitir nuestras emociones. Si hacemos uso de cualquiera de los lenguajes artísticos para expresar nuestro sentir, podemos descubrirnos a nosotros mismos y triunfar ante los problemas y dificultades que nos presenta el efecto colateral de la pandemia.
Ya lo decía el increíble Kandinsky “El arte fomenta las reacciones emocionales de quienes disfrutan de él”. Pero también favorece la imaginación, la capacidad de reflexión y la comunicación, pero por sobre todo fortalece la creatividad. Las emociones que genera el arte son percibidas de manera intensa, porque cuando somos capaces de crear un producto (una obra) hacemos uso de la comunicación no verbal, transformando la oscuridad en luz.
Relacionarnos con el arte, ya sea como observador, lector, disfrutando una melodía, danzando y por sobre todo creando, en pocas semanas observaremos cambios positivos en nuestro estado emocional. Aumentará nuestra confianza y autoestima.
En el proceso de creación se produce una relajación mental que se refleja en la relajación física, logrando disminuir el estrés. Nos comenzamos a conocer a nosotros mismos, porque podemos experimentar la mayor libertar que tiene un Alma… la libertad espiritual, que logra identificar sentimientos en uno mismo y en los demás.
Utilizar el arte para expresarnos, nos ayudará a sentirnos mejor, a conocernos y a ser más felices; canta, escribe, danza, pinta, lee… es un excelente remedio para mejorar nuestro mundo interno en este tiempo de cambios.
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