- Francisca Sáez, Directora Ejecutiva de Eventuras, Corporación Educacional especializada en aprendizaje socioemocional y aliada con Committee for Children, organización que goza de reconocimiento global en la materia, desmenuza un estudio desarrollado por BID que visibiliza la desconexión de las escuelas con la oferta del mercado laboral en América Latina.
En un mundo cada vez más conectado mediante la tecnología, paradójicamente en las escuelas y en los hogares estamos formando generaciones de personas cada vez más desconectadas, con menos habilidades socioemocionales lo que es una gran barrera a la hora de construir sociedades más amables donde reina la empatía, el respeto, la cortesía, adaptabilidad, entre otros comportamientos que permiten generar espacios de contención y bienestar.
Francisca Sáez es Directora Ejecutiva de Eventuras, Corporación Educacional especializada en aprendizaje socioemocional y, proveedor exclusivo en Chile del programa para niveles iniciales Second Step®, creado por el Committee for Children, organización que goza de reconocimiento global y la acreditación del Collaborative for Academic, Social and Emotional Learning®, también conocido por su siglas en inglés: CASEL, referente mundial en educación socioemocional. La Corporación ha generado un impacto positivo en alrededor de 1900 estudiantes de escuelas en contextos vulnerables a lo largo de todo Chile, así como también, a más de 50 profesores que encuentran contención y apoyo en ellos.
“Cuando hablamos del futuro de los jóvenes, desarrollar habilidades socioemocionales resulta fundamental para su éxito laboral y personal. En este sentido, numerosos estudios también respaldan que las personas con un mayor nivel de estas habilidades tienen más oportunidades laborales y experimentan un mayor bienestar en general, ya que cuentan con herramientas más sólidas para enfrentar los diversos desafíos que surgen a lo largo de la vida y en todas las áreas”, enfatiza la profesional.
Y, justamente uno de esos estudios, considerado como referencia mundial a la hora de abordar la educación socioemocional es “Habilidades, Educación y Empleo en América Latina”, desarrollado por BID que consigue visibilizar cómo hoy las escuelas están desconectadas del mercado de la oferta laboral en América Latina y el Caribe.
Esta investigación que incluye a la realidad que se vive en Chile indica, que además de las destrezas académicas que la escuela ha formado tradicionalmente, los empleadores están buscando hoy jóvenes con una serie de habilidades socioemocionales relacionadas con el comportamiento, entre ellas el pensamiento crítico, la responsabilidad, el trabajo en equipo y la capacidad de resolver problemas, todo lo cual contribuye a mejorar sus probabilidades de lograr una inserción laboral exitosa.
Además, entrega cifras de alto impacto: “solo un 12% de los empleadores indica que no tiene problemas para encontrar el personal apropiado para contratar, mientras que el 80% declara que la oferta de habilidades socioemocionales y de comportamiento interpersonal es escasa, lo cual representa una barrera para la contratación”.
Y, por otro lado, también indica que “en ambos casos (salarios y empleo), la asociación con las habilidades cognitivas es notablemente menor que la asociación entre los resultados laborales y la autoeficacia. En este contexto, las habilidades no cognitivas tendrían un efecto directo sobre aspectos críticos en la vida de los jóvenes como son los salarios (dado el nivel de escolaridad), la escolaridad misma, el embarazo precoz, el tabaquismo, el crimen y las pruebas de logro”.
“En este aspecto, los profesores juegan un papel sumamente importante. Las habilidades socioemocionales deben adaptarse a diferentes situaciones de la vida, como aplicar la empatía para ayudar a un compañero triste, emplear habilidades de resolución de problemas ante conflictos entre estudiantes o perseverar cuando un niño o niña está frustrado/a y tentado/a a rendirse en una tarea de matemáticas. Es crucial que los profesores puedan orientar a los niños en esos momentos, y el vínculo afectivo que establezcan con ellos es esencial para que estas lecciones de vida calen hondo. Por ello, en nuestro programa IncreíbleMente trabajamos en estrecha colaboración para que los profesores sean más que meros transmisores de conocimiento, convirtiéndose en auténticos guías de vida”, explica Francisca.
El impacto de la mentalidad de crecimiento
Otro estudio que viene a evidenciar la relación entre habilidades socioemocionales y la vida laboral es el desarrollado por la investigadora chilena Susana Claro, Doctorado en Economía de la Educación en la Universidad de Stanford e ingeniería civil UC en su estudio. “La mentalidad de crecimiento atenúa los efectos de la pobreza en el logro académico”.
“En esta investigación se concluye que un niño o niña en contexto vulnerable, tiene el doble de posibilidades de tener más pensamientos de mentalidad fija, esto significa que“el niño o la niña cree que su cerebro no se puede desarrollar más, que tiene un límite para aprender y esto concluye en que estos(as) estudiantes se esfuercen menos, ya que ¿para qué hacerlo si no va a servir?”. explica Francisca.
Por otra parte, respecto al futuro de estos niños, existen estudios que indican que jóvenes con más habilidades sociales, pueden acceder a mejores sueldos e incluso presentan una menor rotación en los trabajos durante su vida de adultos.
“La post-pandemia ha sido un tremendo desafío para docentes y escuelas, ya que fueron 2 años de estrés donde los(as) niños(as) dejaron de recibir la formación social, emocional y de normas que habitualmente reciben en las escuelas. Los problemas de convivencia escolar y de conducta explotaron y quienes tuvieron que hacerse cargo y poner la cara son nuestros(as) docentes, que paradójicamente, también fueron los(as) primeros(as) criticados(as). Pero pocos saben lo difícil que es manejar estos problemas de conducta en salas de 35 o más estudiantes. Los (as) profesores (as) tienen pocas herramientas, apoyo y recursos para abordar problemáticas de este tipo”, enfatiza Francisca.
“En estos momentos estamos viviendo una crisis mundial en el aula, donde en las escuelas hay 45 niños por sala a cargo de profesores que también han sido afectados en su salud mental por múltiples factores, entre ellos, la pandemia”, agrega.
Según explica la profesional, las familias y los cuidadores de los niños y niñas también desempeñan un papel relevante en este proceso, ya que son los primeros en enseñar habilidades socioemocionales, como regular las emociones, usar palabras para expresar deseos, ser amables, entre otros ejemplos. “Al igual que apoyamos a los profesores, en IncreíbleMente ofrecemos talleres a los padres para que puedan continuar con este proceso a medida que sus hijos crecen. Por ejemplo, proporcionamos estrategias para fortalecer la autoestima, técnicas para reconocer y recompensar conductas positivas y enfoques para acompañar a sus hijos en la resolución de conflictos sociales”, comenta Francisca.
“Estoy convencida de que si todos tuviéramos acceso oportuno a las herramientas que brinda la educación socioemocional, podríamos construir una sociedad mejor y un mundo mucho más justo y afectuoso. En última instancia, muchos de los conflictos que enfrentamos como sociedad son precisamente consecuencia de la falta de formación en habilidades socioemocionales: carencia de empatía y compasión entre nosotros, dificultad para manejar emociones intensas y falta de destrezas para buscar soluciones a conflictos y evaluar sus consecuencias antes de tomar decisiones. La vida está repleta de desafíos que a menudo nublan nuestro juicio si no estamos preparados para afrontarlos. Esa es la esencia de la educación socioemocional: un entrenamiento para encarar dificultades y aprovechar las oportunidades que nos presenta la vida”, finaliza.
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