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20 PERSONAS DE QUILLÓN RECIBIERON AYUDA DE COMITIVA DE PARTICULARES QUE VIAJARON DESDE SANTIAGO PARA ENTREGAR AYUDA Y COMPAÑÍA A QUIENES LO PERDIERON TODO

20 PERSONAS DE QUILLÓN RECIBIERON AYUDA DE COMITIVA DE PARTICULARES QUE VIAJARON DESDE SANTIAGO PARA ENTREGAR AYUDA Y COMPAÑÍA A QUIENES LO PERDIERON TODO 1

 

25 voluntarios y voluntarias de la Iglesia la Trinidad de Las Condes llegaron a la Región de Ñuble, para ayudar a 50 familias afectadas por los incendios en los sectores de San Ramón Alto y San Ramón Bajo de Quillón. Entregaron kits con artículos de primera necesidad, ayuda espiritual y la enfermera del grupo pudo ayudar a algunos de los damnificados que se encontraban descompensados en el momento de su llegada.


 

Parece incomprensible, cómo personas que son vecinos de zonas afectadas por los incendios forestales no tengan empatía con la tragedia y no colaboran o simplemente dificultan las tareas de los equipos de emergencia. Uno de ellos fue el caso ampliamente difundido por la prensa, de un empresario que no permitió a un helicóptero que combatía un incendio forestal en Yumbel, Región del Biobío, sacar agua de su piscina para apagar el fuego de un lugar cercano a su vivienda. Otra situación insólita fue la de encapuchados que negaron el acceso a brigadistas de la Conaf, que combatían incendios en Los Alamos. En ambos casos el gobierno se querelló contra los responsables de estos hechos, calificados por el Ejecutivo de muy graves.

Afortunadamente, hay otros que buscan ayudar desinteresadamente e incluso trasladándose a lugares lejanos de donde residen. Es el caso de 25 voluntarios y voluntarias de la Iglesia la Trinidad de Las Condes, quienes en algunos casos interrumpieron sus vacaciones y otros dejaron sus actividades de lado para viajar a Quillón, en la Región de Ñuble, con el fin de ayudar a 50 familias afectadas por los incendios en los sectores de San Ramón Alto y San Ramón Bajo. En el lugar, le entregaron a cada uno de los 120 afectados, un completo kit de aseo personal, juego de sábanas, toallas y ropa interior. Pero además de lo material, quienes acudieron al lugar, entregaron ayuda espiritual, oraron junto a quienes lo perdieron todo y les obsequiaron una biblia. A esto se sumó que en el grupo de voluntarios se encontraba una enfermera que pudo ayudar a algunos de los damnificados que se encontraban descompensados. Les tomó la presión, índice de glicemia y los ayudó a estabilizarse.

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Una de las personas que formó parte del operativo y planificación de la logística fue Cristina Oyanedel, empresaria de transporte y quien cada vez que se necesita no duda en unirse a colaborar. “Este grupo decidió ir a Quillón porque nos enteramos que muchos vecinos de ahí lo habían perdido todo. Cuando llegamos fue devastador. Ya habíamos ido a Valparaíso por los incendios de diciembre y también a Santa Olga. Siempre con los incendios se te aprieta el corazón de ver todo quemado, ver como las personas lo pierden literalmente todo. Siempre se dice que las cosas materiales se recuperan… pero cuando es tu casa, tus recuerdos, tus plantaciones, tus animales, y en algunos casos también, lamentablemente, perdieron a familiares… es realmente muy complejo”, comenta Cristina.

La comitiva de la Iglesia Trinidad recibió el agradecimiento de las personas afectadas, quienes se manifestaron muy contentos con la visita, la preocupación y la entrega del kit, ya que eran cosas que estaban necesitando. “Nadie te pedía más, sino que te avisaban en los lugares donde otras personas podrían necesitar recibir la ayuda. Era lindo ver lo solidarios que eran entre ellos, pensaban mucho en los vecinos más afectados. Fue muy increíble también ver cómo mantenían el buen humor, considerando todo lo vivido… y uno a veces por cosas pequeñas se amarga. Recibimos todo un ejemplo de ellos”, reflexiona Oyanedel.

En relación con los casos de personas que no colaboran y son indiferentes, Cristina agregó que “ojalá nunca les pase nada ni a ellos ni a sus familias. Imagino que jamás les ha tocado vivir algo así y por eso no empatizan. No soy quien para juzgar por qué no apoyan. En este grupo de la Iglesia Trinidad de Las Condes hacemos cosas, sin mirar lo político, ni la religión, ni nada. Hay muchos que piden que otros hagan las cosas, critican y quieren que cambie el mundo, pero creo que el cambio debe empezar sí o sí en cada persona. Si yo cambio, el mundo va a cambiar”, finaliza. 

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