Por: Viviana Fernández, académica área Finanzas, Escuela de Negocios UAI
El emprendimiento desempeña un papel crucial en el crecimiento económico y la innovación, actuando como un motor que impulsa el dinamismo de la economía. Si bien en Chile la intención emprendedora es alta, las barreras para su desarrollo son más profundas en comparación con una economía desarrollada como EEUU. Según el Global Entrepreneurship Monitor, dicha intención en nuestro país, medida como el porcentaje de la población de 18 a 64 años que es un emprendedor latente y tiene la intención de iniciar un negocio en tres años, alcanzó un 53% en 2023. En tanto, la actividad emprendedora total en etapa inicial (TEA, por sus siglas en inglés), medida como el porcentaje de la población de 18 a 64 años que es un emprendedor naciente o propietario-gerente de un negocio nuevo, alcanzó un 31% el mismo año. Estas cifras exceden ampliamente los promedios de 45 países observados en 2023 (23% para intención emprendedora y 14% para TEA). No obstante, el emprendimiento local presenta importantes desafíos, como el tipo de actividad a desarrollar, brechas de género, acceso a financiamiento y transferencia de I+D, entre otros.
En relación al financiamiento, al inicio suele provenir de ahorros personales y ayuda de familiares, amigos y conocidos. Luego, los mercados de capital y deuda, las subvenciones y subsidios suelen ser gravitantes. Desde 2019, en opinión de expertos, los emprendedores han contado con mayor apoyo en EEUU que en Chile. Es posible que estas percepciones reflejen en parte la evolución de las inversiones en capital de riesgo en ambos países. En efecto, tras el auge global del capital de riesgo que trajo la pandemia, Chile experimentó una disminución de 60% en el capital invertido en 2023 respecto al año anterior. Si bien la inversión en capital de riesgo también cayó en EEUU en 2023, el cambio porcentual experimentado fue menor (-16%, según la OCDE).
Otros desafíos locales son la infraestructura comercial/profesional y la transferencia de nuevas ideas y tecnología al sector comercial. Aquí, los derechos de propiedad, la provisión de ciertos servicios y el apoyo institucional a las pymes, han presentado una debilidad relativa entre 2005 y 2023. Algo similar sucede con el surgimiento de oportunidades comerciales a partir de nuevo conocimiento científico generado. En ese sentido, una infraestructura comercial deficiente dificulta que los emprendedores se formalicen, cumplan con las regulaciones y compitan eficazmente. Por otra parte, sin una fuerte transferencia de I+D, el emprendimiento es menos innovador, más costoso y lento de escalar, lo que limita su financiamiento e impacto económico y competitivo.
Si bien Chile cuenta con un alto nivel de actividad emprendedora, una parte significativa se basa en la necesidad y no en las oportunidades, en especial en el caso de las mujeres. Por ello, las políticas públicas deberían fomentar el emprendimiento basado en las oportunidades y la innovación, mejorando para eso la estabilidad macroeconómica, la educación y el acceso a los mercados, con énfasis en el empoderamiento femenino. En tal sentido, el emprendimiento por oportunidad puede contribuir a la diversificación de la economía, reduciendo la dependencia de sectores tradicionales y creando nuevas fuentes de crecimiento.
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