SALUD MENTAL Y SEGURIDAD: UN LLAMADO A LA ACCIÓN

Por: Ingrid Torrealba, Profesional de la Seguridad y Salud Ocupacional, Dramaterapeuta U.de Chile, estudiante de Diplomado en Ed. Artística UOH.

El 10 de octubre, el Día de la Salud Mental, nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre la salud emocional de nuestra comunidad y la necesidad de abordar este tema con seriedad y urgencia. En este contexto, es esencial reconocer la intersección entre la salud mental y la seguridad, un aspecto muchas veces olvidado en el debate público.

Como profesional de la seguridad y salud ocupacional'.", la experiencia y el conocimiento me han llevado a ver de cerca cómo las crisis de salud mental impactan en la vida diaria de las personas. La estadística es alarmante: 8 de cada 10 personas han enfrentado crisis de ansiedad o pánico. Esta realidad se hace aún más evidente en nuestra ciudad, Rancagua, donde la atención de salud mental es limitada. Actualmente, solo contamos con un psiquiatra que atiende por Fonasa, y los costos de las consultas son prohibitivos, oscilando entre 60.000 y 80.000 pesos. Este panorama representa una “pandemia” que exige atención inmediata.

La salud mental no es un tema aislado; está íntimamente ligada a la seguridad de nuestra comunidad. Si bien es fácil identificar problemas visibles, como la delincuencia, es fundamental considerar el estado emocional de las personas. El bienestar psicológico es la base de una sociedad segura y cohesionada. A menudo, se hacen juicios apresurados sobre la conducta de los demás, sin comprender el contexto emocional que los rodea.

Además, el estigma asociado a las condiciones de salud mental en el ámbito laboral dificulta que las personas busquen la ayuda que necesitan. La desinformación y el miedo al juicio son barreras que deben ser derribadas. Como sociedad, tenemos el deber de fomentar un entorno donde hablar sobre salud mental sea tan normal como hablar de cualquier otra condición de salud.

En mi búsqueda por integrar la prevención con el arte, he encontrado en el teatro una herramienta poderosa para sensibilizar sobre estos temas. A través de la compañía “Huellas”, hemos llevado obras socioemocionales a los colegios, creando un espacio donde se puede conversar abiertamente sobre la salud mental y sus desafíos. El arte se convierte así en un medio para educar y generar conciencia.

Sin embargo, esto no es suficiente. Las autoridades de Rancagua deben realizar una fiscalización adecuada y destinar recursos a proyectos de salud mental. La activación del casco histórico y la promoción de actividades culturales y artísticas no solo enriquecerían la vida de nuestra ciudad, sino que también contribuirían a mejorar el bienestar emocional de sus habitantes. La cultura puede ser un refugio y un motor de cambio.

Es vital que no solo se hable de estos temas durante campañas electorales o eventos aislados, sino que se conviertan en un compromiso continuo. La salud mental y la seguridad deben estar en el centro de la agenda política y social de nuestras autoridades.

Finalmente, hago un llamado a la comunidad para mantener un pensamiento positivo y creer en sus propias capacidades. La colaboración y el apoyo mutuo son fundamentales para construir un futuro más seguro y saludable. La salud mental es responsabilidad de todos, y juntos podemos trabajar hacia un cambio significativo.  Enfatizó Ingrid Torrealba, Profesional de la Seguridad, Salud Ocupacional y las Artes.