Marina Tannenbaum / Directora de Grupo Rompecabeza y Founder Easybots
Durante las últimas dos décadas, una conversación permanente del mundo empresarial ha sido cómo enfrentar los cambios en la tecnología, cómo capitalizar el potencial de la data, cómo adaptarse a un entorno de cada vez más incertidumbre y cómo la tecnología ha cambiado el comportamiento de los consumidores y da espacio a repensar los modelos de negocio.
En todas las industrias, la rápida evolución tecnológica, con un énfasis particular en la Inteligencia Artificial (IA), está desafiando especialmente a los directorios, los que deben tomar el rol de orientar a las empresas a través de esta transformación, donde la adaptación a los cambios tecnológicos no es sólo una opción, sino un requisito imperativo para la subsistencia a largo plazo.
Los directorios deben abogar por la identificación proactiva de oportunidades y riesgos derivados de los cambios tecnológicos, especialmente en el ámbito de la IA. Esto implica garantizar la preparación de la organización y del CEO en la capacidad de anticipar y enfrentar los desafíos emergentes, así como garantizar la asignación presupuestaria necesaria para la implementación efectiva de nuevas soluciones tecnológicas. Este enfoque estratégico permite a la empresa no sólo adaptarse, sino capitalizar los beneficios y minimizar los riesgos asociados con la evolución tecnológica.
Especialmente para las empresas con muchas historias de éxito, es muy difícil replantearse los modelos de negocio tradicionales, o pensar que en el mediano plazo serán desafiados por tecnologías disruptivas. Los directorios deben propiciar la exploración de nuevas fuentes de ingresos, como servicios basados en suscripciones, modelos de pago por uso o ingresos generados por datos, adaptándose a las preferencias cambiantes de los clientes y a las nuevas dinámicas del mercado.
Un elemento adicional, y cada día más relevante, es la IA, que permite personalizar la experiencia del cliente de maneras sin precedentes. Los directorios deben instar al equipo ejecutivo a indagar en soluciones que utilicen la IA para anticipar las necesidades del cliente, ofrecer recomendaciones personalizadas y mejorar continuamente la calidad del servicio.
En este cambio a gran velocidad, necesitamos directorios que fomenten una cultura organizativa que abrace la innovación continua y permita el error. Esto implica alentar la experimentación, la adaptabilidad y la rápida adopción de nuevas tecnologías para mantenerse competitivo en un mercado dinámico.
Esta no es una conversación evitable; en un entorno empresarial cada vez más digital, la capacidad de adaptarse a los cambios tecnológicos se ha convertido en un determinante crítico para la supervivencia a largo plazo. Los directores deben comprender que la subsistencia de la empresa depende de su capacidad para dimensionar la relevancia de la transformación digital.
Como señala el artículo de la Harvard Business Review titulado “The Best Leaders Can’t Be Replaced by AI” somos las personas, y especialmente los líderes, los únicos capaces de aportar conciencia, compasión y sabiduría al proceso de toma de decisiones.
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