Por: Paula Torres, Docente de la carrera Técnico en Educación Parvularia, CFT Santo Tomás Rancagua
Cuando pensamos en precursores de la educación parvularia en el mundo, viene a la mente de las educadoras y técnicos en párvulos los siguientes nombres: Friedrich Froebel, Ovidio Decroly, María Montessori, las hermanas Agazzi y claramente desde las teorías del aprendizaje a Jean Piaget, Erik Erikson y Lev Vygotsky. Este artículo está dedicado a una mujer que fue invitada a traer esas ideas europeas a nuestra realidad chilena, una mujer que vio la necesidad de favorecer y potenciar la infancia en Chile, transformándose en férrea defensora de la educación preescolar como un derecho para todos los niños y niñas del país.
Leopoldina Maluscka nació en Austria el 18 de octubre de 1862. En 1878 obtuvo el título de profesora de Kínder en la Real e Imperial Escuela Normal de Graz. Unos años después, en 1894, en el conservatorio de Viena, complementó su formación con el título de profesora de Canto, Teoría, Armonía e Historia de la Música. En 1899, recibe la invitación de su hermana para venir a Chile. En 1906 asume como profesora del Curso Normal de Kindergarten en la Escuela Normal de Preceptoras; organizó un curso para la formación de kindergartianas, lo que significó la primera sistematización de la enseñanza en educación preescolar del país, potenciando la preparación de nuevas especialistas que atiendan con calidad las necesidades de los niños y niñas menores de 6 años. Además, asume el primer Kindergarten fiscal, dependiente de la Escuela Normal N°1 de Santiago.
Leopoldina venía fuertemente inspirada en las ideas froebelianas del momento: la convicción de que la educación debía comenzar desde el nacimiento del ser humano, la comprensión de que una educación de calidad está sostenida en la participación activa de los niños y niñas, respetando sus características, su etapa de desarrollo, la integralidad del ser humano y el juego como estrategia privilegiada; y se agrega a estas ideas la necesidad de complementar el trabajo pedagógico con la familia en una labor conjunta que ha llegado hasta nuestros días.
Luego de algunos eventos catastróficos que afectaron a nuestro país por esos años y en los cuales ella se da cuenta que siempre los más afectados eran los niños y niñas, su preocupación se enfocó en los sectores más vulnerables, creando el primer “Kindergarten Popular” en 1911. Es en este momento cuando Leopoldina hace hincapié en el derecho universal de los niños y niñas a la educación y sobre a todo a la protección de la vulneración de sus derechos, dándoles prioridad en las políticas públicas. De esta forma, las primeras “kindergarterinas” se aventuraban en diferentes partes de nuestro país a preescolares anexados a colegios y liceos municipales.
Así, se comienza a ramificar la atención pedagógica a los niños y niñas menores de 6 años en Chile, pero a más de 100 años de estos eventos: ¿Cómo se habría reformulado ella, no sólo como persona, sino como profesional de la educación y defensora de los derechos de la infancia entre tantos vaivenes históricos? Este año, en el marco de la celebración del Día de la Educación Parvularia en Chile, la invitación es a reflexionar sobre los cambios de los cuales hemos sido partícipes y de cómo podemos seguir validando los paradigmas froebelinaos – contingentes hoy más que nunca – y cómo responderemos a los nuevos desafíos para que nuestros niños y niñas no sean los más afectados, sino que sean favorecidos de las experiencias que nos entrega la vida.
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