El péndulo sigue moviéndose entre la capacidad de procesamiento y las nuevas tecnologías que no paran de evolucionar. Por ende, los ciclos tecnológicos que antes duraban más, hoy van haciendo que ciertos temas pierdan relevancia. Pero, aunque con la nube habían perdido protagonismo, lo cierto es que los data center serán vitales para lo que viene.
Santiago, 10 de diciembre de 2024.- La velocidad con que los desarrolladores están actualizando y evolucionando las tecnologías no tiene precedentes. En ello, la inteligencia artificial tiene un rol crucial, ya que está impulsando exponencialmente esa velocidad con una capacidad de escalabilidad sin parangón.
Por eso, cuando hablamos de ciclos tecnológicos hay ciertas soluciones que van perdiendo relevancia, y eso parecía que sucedería con los data center con la irrupción del cloud. “Esta infraestructura tradicional comenzó a perder la importancia que siempre tuvo en el mundo de las tecnologías de la información (TICs). Las cargas de trabajo comenzaron a trasladarse masivamente a la nube debido a los diversos beneficios que traía en el consumo, pagando sólo por su uso, la elasticidad y agilidad”, aclara Jorge Yaqui, Sr director Technology Practices Andina de Coasin Logicalis.
Estas ventajas permitieron a las empresas encontrar una solución casi milagrosa para resolver varias disyuntivas. Sin embargo, estas mejoras vinieron con una carga muchas veces difícil de digerir en términos de presupuesto, particularmente para el área de las TICs.
“Por los dilemas y continuas luchas que las compañías deben afrontar, y además de los altos costos que terminó generando la migración descontrolada a la nube, el data center tradicional volvió a la escena. Pero, es un hecho que no pueden funcionar de la misma manera que antes y, por ende, necesitan homologar algunos beneficios a los que los clientes se han acostumbrado en la nube”, recalca Yaqui.
En ese sentido, la mayoría de las modernizaciones cloud se pueden llevar al viejo centro de datos. Esto garantiza una mayor agilidad para poner los proyectos en producción y la adaptación de los distintos hardware y fabricantes de software al modelo “como servicio”.
“Los entornos de almacenamiento tienen una gran relevancia al ser instalaciones que centralizan datos, recursos informáticos y conectividad de red. Contribuyen, por lo tanto, al crecimiento de servicios digitales vitales, de los que dependen diariamente miles de millones de personas y no sólo concentrados en grandes organizaciones, sino que empresas de todo tipo, segmento, verticales y tamaños”, puntualiza el experto.
Revolución de los centros de datos
Un ingrediente fundamental de los Centros de Datos es la computación de borde, o Edge Computing. Iniciada en 2020 e impulsada por la pandemia, la tecnología continúa a un ritmo acelerado. Según Gartner, el Edge Computing es un conjunto de soluciones para facilitar el procesamiento de datos cerca del origen (edge), o incluso en la fuente de generación de información. La ventaja de esta arquitectura es que los datos se pueden procesar de manera más eficiente porque la potencia informática está cerca de los sistemas o del usuario.
“A diferencia de la computación en la nube, que requiere un servidor centralizado, Edge está respaldado por una arquitectura granular. Es decir, los microdatacenters se dispersan, precisamente para que el usuario tenga una conexión cercana y una respuesta rápida, siendo mucho más adaptables a las necesidades de las nuevas aplicaciones que exigen un tiempo de respuesta bajo y que han surgido por miles”, explica Yaqui.
Además, dentro de los numerosos beneficios del Edge Computing se encuentra la baja latencia, que permite la adopción de tecnologías que requieren una respuesta rápida, como aplicaciones de IoT, telemedicina, automóviles autónomos y drones. Las aplicaciones en tiempo real también podrán funcionar sin riesgo de retrasos o tiempo de inactividad.
IA: la herramienta que vitaliza
La revolución de las aplicaciones de Inteligencia Artificial (IA) también será una de las mayores razones para impulsar el uso de los Centros de Datos tradicionales, generando miles de millones de inversión, ya que el uso de este tipo de infraestructura y aplicaciones en la nube sería prohibitivamente costoso para la gran mayoría de empresas.
“Para entrenar un algoritmo de inteligencia artificial se requiere una enorme cantidad de datos y una capacidad informática de muy alto rendimiento, con latencias muy bajas, lo que requiere elementos de red de 200 a 400 Gbps para la comunicación entre los nodos informáticos y los medios de comunicación de almacenamiento”, detalla el Sr director Technology Practices Andina de Coasin Logicalis.
En definitiva, hablamos del resurgimiento de un actor esencial para la economía digital que gobernará la IA con alta recopilación, procesamiento y transmisión de datos. Las cifras de Statista son elocuentes: “los ingresos generados por los centros de datos (data centers) a nivel mundial aumentarán de manera paulatina durante el periodo, situándose por encima de los 100.000 millones de dólares estadounidenses en 2028”.
El papel de esta tecnología para las empresas no sólo está ganando cada vez más protagonismo, sino que será uno de los principales responsables de las transformaciones digitales que están por venir.