- Académicos del Departamento de Salud Pública de la casa de estudios maulina participaron en conversatorio que abordó la determinación social en torno a la enfermedad.
Dónde nacemos y el ambiente en el cual crecemos son determinantes, según los expertos, en las inequidades en el área de la salud y, en el contexto de la emergencia sanitaria actual, hay factores que afectan a las personas en relación con el Coronavirus.
Académicos del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Talca dialogaron en torno a esta temática durante el conversatorio “Determinación social de Covid-19: el lado B de la pandemia”, moderado por la salubrista María Elisa Quinteros, académica de la casa de estudios maulina.
Erika Retamal Contreras, directora del Departamento de Salud Pública UTalca, ha profundizado en este tema y manifiesta que es importante entender que “las enfermedades no se distribuyen al azar, sino que van a estar condicionadas por ciertos factores que se denominan Determinantes Sociales de la Salud (DSS)”.
La determinación social trae consigo desigualdades en el acceso e inequidad en la atención de salud, la que se entiende como diferencias injustas y evitables, comenta Retamal. Y agrega que el hecho de “que las personas de menores ingresos tengan mayor dificultad en acceder a una atención de salud de calidad en desmedro de las personas con mayores ingresos, es injusto y se puede evitar”.
El modelo de la Organización Mundial de la Salud señala que hay Determinantes Sociales Estructurales de la desigualdad en salud, vale decir, los que se refieren al contexto socioeconómico y político de cada país. Por esto, la directora indica que “a nivel mundial se puede evidenciar cómo ciertas economías y estados han manejado de mejor manera esta pandemia, en desmedro de otros”.
A lo anterior, se agregan los Determinantes Intermedios de la Salud, en el cual “las condiciones de vida de las personas también son un poderoso determinante social”. Para el caso del Sars-Cov-2 la experta indica que “el hacinamiento, las circunstancias materiales y el acceso a bienes de primera necesidad como el agua potable, la cual sirve para el lavado de manos como medida preventiva, pueden determinar una mayor propensión al contagio”.
A lo anterior, la académica agrega que la cohesión social es otra determinante social. Por ejemplo, “hemos visto cómo funcionarios de salud, quienes están arriesgando su vida para dar atención a personas contagiadas por COVID-19, han sido denostados y discriminados en sus lugares”.
En conclusión, Retamal señala que el sistema de salud es otro determinante social, puesto que sobre el 80% de la población está en el sistema público y un porcentaje menor en el sistema privado. Y añadió que “quienes están en el sistema privado son personas con mayores ingresos, jóvenes y son más hombres en desmedro de mujeres. Y tenemos un sistema público como Fonasa en el que se encuentran las personas de mayor edad y personas con menores ingresos”, enfatizó.
VIOLENCIA Y PERSPECTIVA DE GÉNERO
Sobrevivir a una relación con violencia ya es brutal y, si a eso se suma la contingencia de la pandemia y la dependencia económica, se convierte en una realidad invisibilizada y silenciosa que afecta a muchas mujeres.
Pía Villarroel, matrona y académica del Depto. de Salud Pública UTalca, se refiere al aumento de situaciones de violencia, cuestión que ha preocupado a la ONU y a algunas organizaciones internacionales: “Esto ha sido ecuánime a nivel mundial. Países como Italia, China, Francia, Alemania o Chile en América Latina, han reportado aumento en sus tasas de violencia hacia las mujeres”.
Villarroel indica que un reciente estudio norteamericano evidencia que los roles que asignan a las mujeres al ámbito doméstico sitúan a estas en primera línea en el riesgo de enfermar, morir y también de los derivados en el contexto de pandemia, por ejemplo, en la violencia o retraso en la atención de salud, entre otros.
“Acá en Chile ha pasado algo en particular. Si bien se ha reportado mayor violencia a través de canales de denuncia, eso no se ha traducido a mayor formalización o persecución judicial a los agresores. Este confinamiento desprovee a las mujeres de sus redes de apoyo”, concluye la experta.
CONTRACCIÓN SANITARIA
La evidencia demuestra que la combinación de la cuarentena con otras medidas como el cierre de escuelas y el distanciamiento social, es más eficaz para reducir la propagación de la COVID-19 que la cuarentena por sí sola.
Nicolás Ayala, académico UTalca y experto en Salud Pública, destaca que el ingreso medio de las mujeres equivale al 72,8% del ingreso percibido por los hombres. Además, poco más de la mitad de los trabajadores (53,1%) gana menos de 400 mil pesos y el 38,9% de los trabajadores tiene contratos precarios o no los tiene.
Ayala no escatima en señalar que “las condiciones materiales a las que estamos apostando a partir de la protección social del Estado son bastante precarias en términos que no se generan las condiciones económicas ni laborales para que las personas puedan permanecer en su hogar”.
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