Por: Pamela Caro
El recién pasado 25 de noviembre, y cada 25 de noviembre, desde hace varias décadas, nos hemos convocado, no sólo en Chile sino en el mundo para visibilizar las diversas formas y caras que adquiere la violencia hacia las mujeres. Niñas, adolescentes, jóvenes, adultas, todas sólo por su condición de género – y producto de una sociedad que ha naturalizado y reproducido relaciones sociales desiguales de poder entre hombres y mujeres – han experimentado el dolor y sufrimiento de la violencia con grandes consecuencias sociales. Su expresión más extrema, el femicidio, la muerte por razones de género. “La maté porque era mía”, se indicó alguna vez en un titular hace un tiempo atrás, expresando lo que hay detrás es posesión y control.
Gritos, maltratos, humillaciones, amenazas, empujones, golpes y muerte forman parte del entramado de la violencia hacia las mujeres que buscamos desmontar en esta conmemoración y las que vienen, y en lo posible todos los días del año. Porque resulta insoportable, insufrible y debe terminar. Porque se requiere una sociedad que desde todos los rincones y voces se pronuncie y active redes de sororidad, de apoyo, de protección, de contención, de denuncia y de reparación. Porque como la violencia de género está en todas partes, en el mundo doméstico, en las calles, en el norte y en el sur, siendo lamentablemente global, necesitamos un gran empuje en el que participemos todos y todas, y desde los niveles macro y micro social para lograr el anhelado objetivo de esta conmemoración.
En los años ochenta, activistas latinoamericanas en favor de los derechos de las mujeres propone esta fecha para exigir la defensa ante la violencia. La razón era honrar la memoria de las hermanas Mirabal que el 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas en República Dominicana. Luego en el año 2000, la ONU resuelve designar este día como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y a ONG’s a realizar actividades de sensibilización y concientización. Hoy, en el complejo contexto que estamos viviendo, y en el marco del irrestricto respeto de los derechos humanos, sostenemos la urgencia por visibilizar, dar seguimiento e investigar las preocupantes denuncias de violencia de género en todas sus formas, tanto en el ámbito intrafamiliar como en el público, como la violencia económica/patrimonial, la violencia física o psicológica, y los casos denunciados de violencia sexual hacia mujeres y niñas en el último mes.