Por Francisco Espinoza Rivas / Psicólogo, Magister en Gestión de Organizaciones / Jefe de Desarrollo Organizacional del Instituto Nacional de Geriatría
La fiesta DAME no es solo un evento más en el calendario de la vida nocturna de Santiago; es un espacio vital para la comunidad LGBTQIA+. En un entorno social donde la violencia de género y la discriminación siguen siendo parte de la cotidianidad, DAME se destaca como un espacio donde todos pueden ser quienes realmente son, sin temor a ser juzgados. Sin embargo, lo que realmente distingue a DAME es su entendimiento profundo de que la seguridad no es una garantía automática, sino una construcción colectiva. Los asistentes, con su presencia y participación, son quienes dan vida a ese ambiente de confianza y respeto mutuo.
Este enfoque en la creación conjunta de un espacio de libertad es lo que convierte a DAME en un evento tan relevante. Aquí, la idea de "espacio seguro" no se impone como una etiqueta superficial, sino que se entiende como un proceso dinámico, donde cada persona juega un rol fundamental en la construcción de esa atmósfera de respeto y aceptación. No es el espacio físico lo que hace que DAME sea especial, sino la energía y la voluntad de quienes lo habitan, quienes, con su actitud y comportamiento, transforman el lugar en un refugio donde las normas opresivas de la sociedad pierden fuerza.
En medio de una ciudad que ha visto cómo los barrios que alguna vez fueron santuarios para la comunidad LGBTQIA+ han sido desplazados por la gentrificación y el desarrollo urbano, la existencia de DAME cobra aún más significado. Lugares como Barrio Bellavista, que alguna vez fueron epicentros de expresión y pertenencia, ahora se sienten menos acogedores. En este contexto, DAME emerge como un bastión de resistencia cultural, un lugar donde la comunidad puede reunirse para celebrar su identidad, lejos de las presiones y expectativas del mundo exterior.
La propuesta artística de DAME, con performances innovadoras, DJs internacionales y una puesta en escena nunca antes vista en Chile, no es solo un espectáculo visual o auditivo, sino una manifestación tangible de la diversidad y la libertad de expresión. Cada presentación, cada mezcla de música, es una declaración que desafía las normas tradicionales y celebra la pluralidad de identidades que conforman la comunidad LGBTQIA+. DAME es un espacio donde las fronteras de género y sexualidad se desdibujan, permitiendo que cada individuo explore y celebre su verdadero ser.
El valor de DAME radica en su capacidad de fomentar una cultura de confianza y respeto. Este es un espacio que no se define por paredes o límites físicos, sino por la energía colectiva de quienes asisten. Es un lugar donde, al menos por una noche, la comunidad LGBTQIA+ puede experimentar una libertad que les ha sido negada en otros contextos.
En tiempos en que los espacios para la comunidad LGBTQIA+ en Santiago se han visto reducidos, proteger y expandir eventos como DAME es más crucial que nunca. No se trata simplemente de asistir a una fiesta, sino de ser parte de un movimiento que busca preservar y fortalecer esos pocos espacios donde la libertad y la diversidad son verdaderamente celebradas. DAME es un recordatorio de que, aunque los lugares seguros no existen de manera inherente, podemos crearlos juntos, a través de nuestras acciones y nuestra presencia.
En resumen, DAME no es solo un evento nocturno; es una celebración de la diversidad y un acto de resistencia frente a un entorno cada vez más hostil. La comunidad LGBTQIA+ en Santiago necesita más espacios como este, donde la libertad y la creatividad puedan florecer sin restricciones. Proteger y cuidar DAME es una responsabilidad colectiva, un acto de amor y de compromiso con una visión de futuro en la que todos podamos ser libres de ser quienes somos, sin miedo ni vergüenza.
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